Abelardo Pérez García

Nacido en La Habana, Cuba el 20 de mayo de 1942
Estudios primarios y segundarios en el Colegio La Salle del Vedado, La Habana
Primer año de Ciencias Fisicomatemáticas en la Universidad de La Habana
Salida de Cuba para Francia en noviembre de 1961

Certificados de matemáticas y de física en la Universidad de Burdeos
Profesorado de Colegio en Matemáticas y Física (Academia de Burdeos) en 1969
Enseñanza de matemáticas en varios institutos de la región de Burdeos entre 1966 y 1977
Paralelamente, estudios de hispanismo en el Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos de la Universidad de Burdeos. Licenciatura y Maestría en Letras Españolas 
Oposiciones de enseñanza superior de hispanismo [CAPES y Agrégation (nivel PhD)]
Enseñanza de lengua, letras y civilización hispánicas en Institutos y Universidades entre 1978 y 2004
Jubilado en 2004 como « Professeuragrégéhorsclasse » de la Universidad de Artois, Arras, Francia

Desde mi infancia viví bañado en música y me sigue gustando su historia y la harmonía
Me interesan las ciencias fundamentales, los idiomas, las culturas y las civilizaciones
He escrito tres novelas: Pasos en la Tierra, Hojas de clavel y No es noche ni día; éstas dos últimas han sido publicadas por El Barco Ebrio (www.elbarcoebrio.com)

No es noche ni día se puede descargar en el sitio del Barco Ebrio o en Amazon books o pedir en impresión a la demanda. Hojas de clavel se puede descargar en el sitio del Barco Ebrio; muy próximamente se podrá pedir en impresión a la demanda en Amazon books.

Para más información sobre estas novelas: consultar

          : abelardop59@gmail.com

Reseña de Gloria Leal en el Nuevo Herald (junio de 2014)

“No es noche ni día”, antes y después de Burdeos
Por Gloria Leal

Si Javier Marías toma los títulos para sus novelas de textos de Shakespeare, Abelardo Pérez García (La Habana, 1942) se remite al poeta cubano del siglo XIX  José María Heredia para titular su novela del siglo XX en Francia, No es noche ni día. Es la luz sombría que entra por la ventana del apartamento del estudiante de medicina tropical en Burdeos la que da título a este encantador relato.

Al médico debió llamarle la atención el contraste de la luminosa Habana que dejó atrás con la lúgubre ciudad francesa que sería su destino durante los años de especialización en enfermedades del trópico.  La portada del libro recoge esa imagen gris para ilustrar el escenario de la vida estudiantil.

El autor conoce bien la región, vivió en ella 15 años. En la Universidad de Burdeos estudió matemáticas y luego estudios ibéricos e iberoamericanos, mientras su esposa estudiaba farmacia. Y aunque en el tiempo real han transcurrido 50 años, la narración de la ficción se desliza con tono tan real como humano, de manera que la cotidianeidad de los estudiantes así como sus amores y sus desgracias las comparte el lector con igual naturalidad. La lectura de este libro vuela.

Son varias las parejas que componen la historia. De un lado Pierre y Silvie, del otro Mario y Régine. Luego vendrán el dueto judío Suzanne Tillman y David Weiss, los hermanos Viaud, la familia Laborie, Irene y Arturito hasta llegar a la pequeña Yolanda, instrumento que los une a todos al principio y al final de esta narración redonda que se completa al cerrar el círculo final.

Entre estudios y paseos, intimidades y secuelas transcurren las vidas de estos optimistas estudiantes de microbiología, medicina y farmacia. Sin embargo, como en la vida real, la ficción también guarda eventos inesperados que cambiarán el destino de muchos de los protagonistas. Dramas que culminarán algunas veces en tragedias, huidas con consecuencias alentadoras, desapariciones sin finales felices, crímenes impunes, suicidio por celos y los años venideros que es donde se acomodan las esperanzas y se recomponen los corazones fragmentados.

Presagian tiempos turbulentos que revuelcan la historia de Europa. A esa generación le toca vivir la persecución de los judíos por los indeseables nazis que poco a poco van penetrando la Francia de los años cuarenta. No falta en el juego de espejos el reflejo de los años revueltos por motivos externos que acompañan los fallos internos de las personalidades de cada uno.

No faltan en los apacibles días en No es noche ni día (editorial El barco ebrio, 2013) los ecos de guerra que llegan desde España entre falangistas y republicanos y los presagios de la guerra europea.
La buena música clásica y el buen  vino de Bordeaux alivian las tensiones de este grupo de gente reunido en torno a futuros más prometedores. Hasta que llegan los clarines de guerra la vida transcurre en familia, entre buenos amigos, con  Beethoven, Saint-Saens y Schubert de fondo, con vinos de Batalley o un Condesa de Lalande que degustan en comidas y días en el campo. Unos tocan el piano, otros el cello.

El regreso a Cuba del médico, ahora casado con francesa e hija adoptada en Dahomey, sufrirán los prejuicios de la época: rechazo al color de la piel de la niña por la sociedad cubana. 

No es noche ni día podría encajar en la clasificación de literatura de evasión; agradablemente entretenida, sin morbo ni violencia, sin excesos sexuales, sin retóricas políticas ni ginmasias estilísticas. Tan bien hilada como una reciente novela de Vargas Llosa, El héroe discreto que leí antes que ésta, solo que No esnoche ni día la disfruté más por trasladarme a una realidad más urbana y cercana en cultura que la de Piura, pueblo del noroeste peruano.

Abelardo Pérez García vive en Francia desde que salió de Cuba en 1961, donde ha sido profesor hasta su jubilación hace dos años.