Ernesto Díaz Rodríguez

Ernesto Díaz Rodríguez nació el 11 de noviembre de 1939 en Cojímar, un pueblo de pescadores situado a unos cuatro kilómetros al este de la Bahía de La Habana. Luego de graduarse de la secundaria comenzó a estudiar mecánica automotriz en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana. Sin embargo, después de unirse a un grupo de estudiantes para combatir a la dictadura de Fulgencio Batista (1952-58), perseguido por las autoridades, Díaz Rodríguez se vio obligado a abandonar la escuela y ganarse la vida como pescador.  Batista cayó notoriamente el 1ro. de enero de 1959, lo que le permitió la toma del poder a Fidel Castro,  el cual no tardó en implantar un régimen comunista en la isla de Cuba.

En la primavera de 1960 Díaz Rodríguez comenzó a manifestarse públicamente en contra del nuevo régimen de opresión, que ya mostraba su intención de imponer una nueva dictadura esclavizante. A causa de sus actividades de oposición al régimen de Castro, Ernesto no tardó en ser objeto nuevamente de amenazas y persecuciones, por lo que en la noche del 13 de marzo de 1961, junto a un pequeño grupo de activistas perseguidos también, abandonó Cuba en una pequeña embarcación. Tras una noche de navegación tempestuosa, azotados por las grandes olas y los torrenciales aguaceros de un inesperado  frente frío, lograron alcanzar la costa norteamericana por la zona de Big Pine Key, Florida.  Unas horas más tarde, en el centro de inmigración de Key West se les concedió el asilo político.

A partir de su arribo a los Estados Unidos, Díaz Rodríguez comenzó a ganarse la vida realizando trabajos de pintura de casas y de apartamentos en la ciudad de Miami y, más tarde, se aventuró a trabajar como pintor de ventanas en los rascacielos de Nueva York. Pero siempre en su mente estaba presente su compromiso de continuar luchando por la libertad de Cuba. Con ese fin se mantenía en estrecho contacto con otros luchadores del exilio, con quienes compartía inquietudes y proyectos.  Muy joven aún, en el otoño de 1961 fue uno de los fundadores de Alpha 66, organización que ha dedicado más de 50 años ininterrumpidos  en  su lucha por el derrocamiento de la tiranía de los Castro  y la instauración  de un gobierno genuinamente democrático, donde puedan estar garantizadas las libertades fundamentales y el respeto a los derechos humanos de toda la población. En la actualidad Ernesto Díaz Rodríguez es el Secretario General de esta combativa organización.

Gracias a las experiencias de su juventud en contacto directo con el mar y a sus amplios conocimientos de navegación, Díaz Rodríguez fue de gran utilidad para Alpha 66 en su etapa de confrontación armada. Asignado en 1964 al cargo de Jefe de Operaciones, personalmente dirigió varias incursiones armadas a la Isla, hasta el 4 de diciembre de 1968 cuando, durante una operación de infiltración, luego de varios días de desigual combate, fue capturado por las fuerzas de Castro. Presentado a juicio ante un tribunal militar, recibió una condena a 15 años de prisión, acusado de entrada ilegal al país.  Su sentencia quedó establecida como un delito contra la "integridad y estabilidad de la nación".  El 9 de octubre de 1974, después de casi seis años tras las rejas, fue llevado nuevamente ante un tribunal militar, esta vez acusado de conspirar desde su celda con el fin de derrocar  “al gobierno revolucionario de Cuba”, un supuesto delito por el cual se le impuso una sentencia de 25 años adicionales de privación de libertad, lo que elevó su condena a 40 años de encierro.

Durante su cautiverio, que incluye 7 años ininterrumpidos en confinamiento solitario en la cárcel de Boniato, sometido a malos tratos e inhumanas condiciones de vida, privado de medicinas y de todo tipo de asistencia médica y sin que se le permitiera recibir visitas ni mantener contacto alguno con sus familiares, Díaz Rodríguez comenzó a escribir cartas clandestinas y documentos denunciando las infrahumanas condiciones de vida que a él y a otros prisioneros políticos cubanos les habían sido impuestas  por negarse a claudicar de sus principios y negarse a aceptar las arbitrarias disposiciones disciplinarias de los carceleros. A partir de entonces, Díaz Rodríguez comenzó a escribir poemas como un vehículo de protesta contra la brutalidad del sistema carcelario. En su obra literaria se refleja su acentuada vocación humanista y la más amplia gama de luces y colores. La intensidad, originalidad  y frescura de su poesía es algo poco común en un hombre que antes de su encarcelamiento no  tenía ese tipo de experiencia literaria. Díaz Rodríguez escribió poemas que a menudo entretejen intensas imágenes en juegos de palabras e imaginaciones. Rara vez  el énfasis de sus poemas es la simple denuncia carcelaria. En su lugar, su obra refleja lo onírico de las tradiciones de Cuba y América Latina. Poesía despojada de todo artificio barroco, ausente de superficiales maquillajes y a la vez profunda. Auténtica poesía que surgió de lo inimaginable, en el Gulag  de esa Cuba cautiva convertida lastimosamente en un jardín de extremos detestables.

Admirado por el contenido y la originalidad de su creación literaria, y alentado por no pocos de quienes compartían junto a él la agonía de un presidio político que dejará sus huellas y un importante legado histórico para las futuras generaciones de cubanos, este poeta, que supo convertir en flores los barrotes de la cárcel, comenzó a publicar, a pesar de las rejas, sus poemas en el extranjero.

El 21 de febrero de 1989 el PEN Club de Francia otorgó a Ernesto  Díaz Rodríguez la condición de Miembro de Honor.  De inmediato su presidente, René Tavernier, dio inicio a una vigorosa campaña internacional en favor de su libertad en la que intervinieron, entre otros, el P. E. N. Club Internacional, el de Inglaterra y el de los Estados Unidos. Varias prestigiosas organizaciones de  derechos humanos, como Of Human Rigths  abogaron por su inmediata e incondicional excarcelación. A finales de 1989, coincidiendo con esta campaña, Díaz Rodríguez fue nombrado Vicepresidente del Comité Cubano pro Derechos Humanos, una organización humanitaria que aún en la actualidad vigila y denuncia los abusos cometidos por el gobierno comunista de Cuba. La creciente campaña en favor de la excarcelación de Díaz Rodríguez consiguió el apoyo público de varios jefes de Estado, incluidos el Presidente de Costa Rica, Oscar Arias (Premio Nobel de la Paz) y el de George H. W. presidente de los Estados Unidos. El Senador Claiborne Pell, de Rhode Island, Presidente del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores, visitó a  Díaz Rodríguez en su celda y llevó a cabo infructuosas gestiones por su libertad. Ese mismo año, el Cardenal John O'Connor de Nueva York, durante una visita a Cuba, solicitó personalmente a Fidel Castro  la liberación del poeta encarcelado. El Obispo Auxiliar de La Habana, Mons. Eduardo Boza-Masvidal, (desde 1962 exiliado en Venezuela, y otro de los buenos cubanos fallecidos sin alcanzar a ver la libertad de su Patria) visitó también a Díaz Rodríguez en la cárcel en 1989 y solicitó al gobierno de Cuba su liberación.

Finalmente, en la tarde del 23 de marzo de 1991, después de 22 años y 3 meses de ensañado encarcelamiento, Ernesto Díaz Rodríguez fue puesto en libertad.  Treinta y siete días más tarde regresó a los Estados Unidos, donde ha continuado enriqueciendo su obra literaria con diversas publicaciones. Como activista de derechos humanos, desde entonces ha sido invitado por diversos organizadores a participar en importantes foros internacionales, entre ellos el PEN Club Internacional, y ha viajado a múltiples países para exponer la crueldad de las prisiones castristas y la dolorosa realidad del pueblo de Cuba bajo la dictadura comunista. En su afán de inculcar a la juventud los valores de la democracia y la libertad, ha ofrecido en no pocas ocasiones conferencias en escuelas primarias y universidades de América Latina y de este país.

En reconocimiento a su obra literaria, Ernesto Díaz recibió el premio Pluma de Oro (1980) del Grupo Artístico Literario Abril (GALA), y en 1983 le fue concedido el premio José Martí de poesía. Por su incansable lucha por la libertad de Cuba y su activismo en defensa de los derechos humanos , el 15 de mayo del 2010 fue galardonado por la prestigiosa institución Kiwanis Club Coral Gables Latin con el premio Freedom Award 2010.

La obra literaria de Ernesto Díaz Rodríguez  ha sido difundida en los siguientes libros y antologías:

Un testimonio urgente: Miami, Florida, 1977. Su primer libro publicado, impreso en Trade Litho, Hialeah, FL: (1977), distribuidos en Miami y América Latina, mientras que Díaz Rodríguez continuaba encarcelado en Cuba. Como resultado de este acto de "desafío literario", sufrió aún mayores represalias. Sin embargo, la crueldad de sus captores no consiguió doblegar su espíritu. Sólo le hizo redoblar sus esfuerzos por escribir en secreto y garantizar que sus escritos,  con el ingenio y la valentía de otros reclusos, salieran clandestinamente de la prisión y vieran la irradiante luz de un amanecer sin rejas fuera de Cuba.

A esta experiencia de publicación le siguieron:

Escrito en Cuba: Cinco Poetas Disidentes, Madrid: Editorial Playor, 1978. Antología de obras de “Cinco Poetas Disidentes”: Ángel Cuadra, Ernesto Díaz Rodríguez, Heberto Padilla, Miguel Sales y Armando Valladares. Con prólogo de Ramón J. Sender.

El segundo poemario de Díaz Rodríguez publicado desde la prisión fue La Campana del Alba,  edición bilingüe, en Madrid, España: Editorial Playor, 1984. 2da. Edición: Editorial Sibi, Miami, 1986. Se trata de un libro de poemas dedicado a los niños, donde el poeta encarcelado refleja la angustia de la separación de sus tres hijos, creciendo en la orfandad del exilio lejos, muy lejos de su padre. Este libro fue publicado con el apoyo de diversas organizaciones de derechos humanos en los Estados Unidos y Europa, como la organización humanitaria “Of Human Rights”, de Washington DC; el Comité pro Derechos Humanos de Cuba (Madrid, España); Valladares Kommitten (Saltsjobaden, Suecia), y la Komitte für die menschenrechte en Kuba, (Basel, Suiza).

Mar de mi infancia: Linden Lane Press, 1991.  Princeton, NJ.  Poesía original en español, con traducciones al inglés (de Ildara Klee), reflexiones del poeta  sobre su infancia en Cojímar.

El Carrusel: Madrid, España: Editorial Betania, Colección Literatura Infantil, 1994. Poesía para niños.

Rehenes de Castro: Linden Lane Press, Miami, Florida, 1995. Testimonio de la vida en las cárceles del régimen  comunista de Cuba.

Censuré á Cuba: Anthologie de seis Poètes Cubains, París, Gallimard y FNAC, 2002. Editado por Zoé Valdés, que recoge obras de poetas censurados y encarcelados en Cuba.

Piedra por Piedra: AuthorHouse, Bloomington, IN 2008. Poesía, edición bilingüe en español con traducciones al inglés por Ed Winograd & Ildara Klee.

A contraviento: Editorial Trafford Publishing, Indiana USA, 2012